
Las Grúas
“Azuda”es una voz española que procede del árabe zud, que significa regadera.
Las azudas fueron unas máquinas ingeniosas utilizadas para sacar el agua de los ríos, fundamentalmente para el riego de huertos, que gozaron de gran popularidad en el mundo medieval y durante la Edad Moderna.
Las azudas son unas simples ruedas hidráulicas verticales provistas de paletas que mueven las aguas de un río o canal haciéndolas girar. Para elevar el agua, tienen en su perímetro unos cangilones o arcaduces que toman agua en el canal inferior y la vacían sobre un canal o canaleta a una altura superior, permitiendo de este modo el riego de huertos situados a una cota inaccesible sin estas máquinas.
Muchas de las azudas históricas de riego se levantaron desde época medieval en el curso medio y bajo del río Guadalquivir.
Ello se debió no sólo a la pericia de los “carpinteros de lo prieto” (así llamados por emplear en sus ingenios hidráulicos maderas “prietas”o de color oscuro, a diferencia de los “carpinteros de lo blanco”, especializados en obras de arquitectura) andaluces, expertos en la construcción de estos ingenios hidráulicos, sino también a la especial configuración topográfica del cauce del Guadalquivir. En efecto, a pesar de la gran fertilidad de las campiñas próximas al río, éste transcurre por una depresión que hace inviable el riego por gravedad con sus aguas construyendo pequeños azudes. Resultaba también imposible, a causa de las grandes avenidas del río y a su configuración abierta, la construcción de presas de gran capacidad, que estaban fuera del alcance de la tecnología disponible en el mundo medieval y renacentista.
Estas azudas o ruedas de riego continuaron utilizándose en la Edad Moderna, siendo el conjunto más notable de España las tres azudas paralelas que constituyeron las llamadas “Grúas de El Carpio”, levantadas sobre el Guadalquivir a las afueras de la población cordobesa de El Carpio.
A diferencia de otras muchas azudas, ingenios de carácter popular y construcción sencilla, las Grúas de El Carpio atribuídas por muchos a JUAN DE AVILA, fueron proyectadas por uno de los más prestigiosos ingenieros y arquitectos hidráulicos renacentistas que trabajaron en España, el italiano Mariano Azaro.
El conjunto de las Grúas de El Carpio está formado por un azud que deriva las aguas del río hacia las paletas de las tres grandes ruedas paralelas hoy desaparecidas.
Por documentos históricos y por los vestigios arqueológicos sabemos que tenían alrededor de 14 m de diámetro y 80 cm de anchura; su construcción se realizó en la década de los sesenta del siglo XVI.
Desaparecidas las ruedas de madera, hoy tan sólo se conserva la pétrea mole de cantería que las soportaba, aunque como ocurre con frecuencia con las grandes obras de ingeniería, se ha acomodado a nuevos usos para sobrevivir.
Es posible que la leyenda que figura en un dintel “En 1883 se edificó esta obra” corresponda a la sustitución de la fuerza motriz hidráulica por máquinas de vapor. Con posterioridad y hasta hoy, las máquinas de vapor fueron sustituidas por
bombas modernas que elevan las aguas del río hasta la cota del canal de riego, utilizando en parte la vieja obra renacentista, que si pudiera hablar estamos seguros que mostraría el orgullo de sus más de cuatro siglos de servicio.
En 2002 fue declarada bien de Interés Cultural.
En 2008 un estudio de arquitectos, redactó una propuesta de rehabilitación y puesta en valor de Las Grúas.
En 2018, fue declarada Lugar Gongorino.
Una gran placa de hierro patinado, de 160 centímetros de ancho por 350 de alto, con una corona marquesada en la parte de arriba, vegetación que rodea al poema Donde las altas ruedas y una calavera con mariposas en la parte de abajo, conmemora que Las Grúas son un «lugar gongorino».
El monumento, diseñado por Jesús Zurita y elaborado en Talleres Puentes, surge tras el descubrimiento de Amelia de Paz de Castro, hispanista y experta en la figura del poeta y dramaturgo cordobés Luis de Góngora y Argote. Según Amelia de Paz, «el lugar que el poeta cantó en el nocturno Donde las altas ruedas se sitúa en Las Grúas» y que, bajo la denominación de Coridón, en el poema se encuentra la figura de Diego López de Haro, tercer marqués de El Carpio.